04 Feb

Lo conocí a Tomás Bulat en junio del 2014 y lo entrevisté para la revista Noticias. Hablamos de todo: no sólo de economía sino del levante, de sus condiciones como mago, de su familia, la política. Lo animé a hacer esa foto de apertura de la que se divirtió como un chico. El título de la entrevista, del que no tuve participación, podría haberlo enojado, pero lejos de eso, me pidió volver a vernos. Recién nos reencontramos en enero del 2015 una y otra vez, porque estaba convencido que podía ayudarlo como #ReporteroVivencial para su #MarcaPersonal y otros proyectos que iban a comenzar en marzo. Le había aclarado que había muchas de sus ideas que yo no compartía pero que podíamos hacer algo bueno juntos. El se reía, se apasionaba y debatía con total vitalidad. Nuestro último encuentro fue 36 horas antes de su trágico accidente, aquel 31 de enero de 2015, y el abrazo de despedida fue bien fuerte y con una sonrisa. Así lo recuerdo, a cinco años de aquel triste momento. Y publico aquella nota, quizás la única que le hayan hecho explayándose de temas muy diversos. Gracias por confiar, Tomás.

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